En Miami ella se sentía en el cielo. En el acuario. En el Zoo. En los centros comerciales. En las calles y avenidas. Por donde iba, no dejaba de frotarse los ojitos para comprobar, una vez tras otra, de que su sueño se estaba haciendo realidad. Desde hace casi 15 años que Salomé Simbaña fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda, sus viajes terminaban en la sala de un hospital. Pero esta vez fue distinto, abordó un avión que la llevaría directo hacia el lugar que había soñado estar: la ciudad del sol.
Con su diagnóstico ya de sobreviviente del cáncer y, además como voluntaria de nuestra fundación, la “Salo” es un ejemplo de fortaleza. Quisimos regalarle este maravilloso premio. Y ella lo disfrutó a lo grande.